Wichita Kansas | 2 de noviembre, 2023
Por Stefania Lugli
Un sonido repentino paraliza el aula. Siete alumnos se quedan boquiabiertos.
"Ella rompió la cuerda", susurra alguien.
"Broooo.... ¡¿Estás bromeando?! ¡Tenías un solo trabajo! ¡Vamos a tener que quitarte los privilegios de la guitarra!".
Estos son los primeros minutos en la clase de mariachi de Panya Amphone en la clase de cultura y bellas artes de la Escuela Secundaria Magnet, Mayberry. Cada clase de 40 minutos, comienza con Amphone guiando a sus seis estudiantes a través de un calentamiento instrumental, salvo que haya algún inconveniente.
"Vamos a volver a enseñarle a Alyssa a afinar una guitarra", le dice Amphone a la clase, bromeando suavemente con su alumna, antes de asegurarle a Alyssa que él rompe las cuerdas "al menos dos veces al año".
Este es el primer año de Amphone enseñando mariachi formalmente. Él asumió la enseñanza de la única clase de mariachi del distrito escolar después de decidir renunciar como director del coro y la orquesta.
Amphone, de 27 años, es mitad laosiano, mitad chino. Entonces, ¿qué lo inspiró a impartir una clase musical impregnada de una historia y cultura folclórica que no es la suya?
"Siendo alguien de una cultura minoritaria subrepresentada, entiendo lo que significa la representación. Una de las razones por las que yo quería comenzar este programa de mariachi es porque, cuando se observa la demografía de nuestro distrito escolar, se puede ver que casi el 40% de nuestros estudiantes son hispanos. Creo que casi el 80% de ellos son de ascendencia mexicana", dice Amphone. "Para mi, es una locura que no hayamos tenido este programa antes".
El padre de Amphone estaba en una banda de Laos, lo que lo sumergió por completo en la cultura de su familia. Esto le ayudó a sentirse conectado con sus orígenes, especialmente cuando conoció a otros laosianos y pudieron vincularse por el "bop" que era una canción laosiana.
Las estudiantes de octavo grado Jatziry Ramírez Vázquez y Evelyn Soto se unieron a la clase de Amphone para sumergirse en sus orígenes mexicanos.
"Me uní porque me hace sentir más conectada con mi cultura, ya que no vivo en México. Y porque amo la clase del Sr. Amphone. El hace que sea muy divertida y hace que el mariachi sea mucho mejor", dice Vázquez.
Soto hace eco del sentimiento, e incluso comparte los recuerdos de la infancia de Amphone de tener un padre que tocaba música cultural.
"Desde que era pequeña, mi padre siempre tocaba canciones mientras mi madre cocinaba. Este tipo de canciones de mariachi. Me enamoré de la música a medida que crecía con ella", dice ella. "Así que entrar a una clase de mariachi realmente me conectó con mi infancia y mi papá. Las canciones realmente me recuerdan a él".
Una ventana, un espejo y una puerta corrediza de cristal
Esta es una analogía a la que Amphone hace referencia con frecuencia cuando habla de su enfoque para enseñar mariachi: "es una ventana, un espejo y una puerta corrediza de vidrio".
Una ventana que permite mostrar una cultura determinada a los estudiantes que no forman parte de ella: ellos pueden mirar a través de un marco teórico y disfrutar de una vista nueva. "Así que, con suerte, mi clase de mariachi está proporcionando una ventana a todos los demás estudiantes que no son mexicanos".
Un espejo es una forma para que los niños se vean a sí mismos. “Los niños de ascendencia mexicana que estudian mariachi, están viendo la representación".
La puerta corrediza de cristal, como explica Amphone, es la experiencia. "Los niños que no son mexicanos la pueden ver, pero también pueden caminar a través de ella. Pueden ser parte de ello".
Amphone se incluye a sí mismo en esta analogía, abrazando plenamente la extravagancia de ser un hombre asiático con un español imperfecto enseñando mariachi.
"Nunca pensé que el Sr. Amphone no fuera mexicano", dice Vásquez, una de sus estudiantes. "Él enseña como si esta fuera su cultura. Tampoco ha dicho nunca que lo sabe todo. Siempre nos dice que él aprende con nosotros. Siento que, si vas a enseñar algo, tienes que tener pasión por ello".
Soto está de acuerdo y dice que es el enfoque abierto y la actitud curiosa de Amphone lo que importa más que sus antecedentes.
"La música es para todos. Que él demuestre que quiere enseñarnos música para y sobre nuestra cultura y aprender sobre ella... Eso es muy bonito", dice ella.
Las bellas artes del mariachi
Para el año escolar 2023, inicialmente, 25 estudiantes se inscribieron en la clase de mariachi de Amphone, lo que lo llevó a ordenar 25 guitarras. Las inscripciones se redujeron a 6. Las guitarras se mantienen en 25.
Amphone dice que el interés de los estudiantes en los cursos extracurriculares no siempre se alinea con los horarios deseados o las clases básicas. También piensa que el hecho de que la clase sea nueva puede ser desalentador para los demás.
Sin embargo, aunque el mariachi es nuevo en Mayberry Middle, Amphone dice que North High School originalmente tenía una clase de mariachi impartida por la ex representante estatal Stephanie Byers antes de postularse para el cargo. El programa terminó con la jubilación de Byers, un resultado que Amphone espera evitar.
"El objetivo es siempre hacer crecer el programa, hacerlo sostenible", dice. "Quiero que este programa sobreviva y crezca más allá (de Mayberry). Porque para los niños de ahora, cuando van a la escuela secundaria no hay un programa de mariachi esperándolos. Mi esperanza es que yo les esté dando habilidades para que ellos enseñen a otras personas cómo hacer crecer este arte".
Mientras tanto, los estudiantes están prosperando. Vásquez y Soto destacan no solo el crecimiento personal con sus instrumentos y voces, sino también un verdadero sentido de comunidad.
Vásquez dice que la pequeña clase "se ha convertido en una pequeña familia... lo que nos ayuda a hacer mejor música".
Soto ve el impacto emocional que la música tiene en los demás. Ella dice que un video tomado durante una actuación reciente, mostraba a su maestra de coro llorando durante la misma.
"Ella vio lo conectados que estamos en nuestro canto o en nuestra interpretación. Esa es mi parte favorita, saber que estamos mostrando nuestra conexión con la música y ver las reacciones".
Amphone explica que el mariachi va más allá de la música: es "un programa de bellas artes".
"Todos los niños cantan. Tienes la orquesta: los instrumentos de cuerda. Luego, trompetas. Así que tienes coro, orquesta y banda. ¡Pero luego está el teatro!", dice. "Porque los niños, cuando cantan, actúan. Sus rostros tienen que iluminarse. Tienen que actuar. Y un mariachi de verdad también tiene una especie de baile. Se tienen que mover, bailar, zapatear... todo perfectamente coordinado".
La clase, aunque pequeña, es increíblemente poderosa. Los sonidos de las guitarras, violines, violas y las voces se elevan en el aire, cautivando a cualquiera que tenga la suerte de escucharlos. Actualmente el grupo está aprendiendo De Colores y Cerca Del Mar.
Las prácticas tienen algunas pausas. Un estudiante toca la nota equivocada, otro se pierde leyendo partituras. Una reportera tranquiliza a la clase diciéndole que ella no sabe nada de música, por lo que no se da cuenta cuándo algo sale mal.
"Cuando estés cantando, y por esOOOO, asegúrate de que estás cantando. Porque ahora mismo estás como..." Amphone baja la voz hasta convertirse en un susurro y cóncavo el pecho para demostrar un tono susurrante. La clase estalla en carcajadas.
Amphone sonríe y luego vuelve a poner las manos en la guitarra que lleva colgada sobre el pecho.
"1, 2, 3. Preparados, listos y..."
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