Por Huella Zero
Planeta Venus | 11 de julio, 2024
Al producir gases de efecto invernadero, el ser humano está dejando un nocivo rastro que
compromete su existencia y la de otras especies
Fotografía de iStock
Escuchar el despertador del teléfono, ver la televisión, desplazarnos en vehículo o incluso
comer carne, entre otras rutinas, son acciones que contribuyen a generar una huella de
carbono que contribuye a acelerar el cambio climático.
La huella de carbono se entiende como el rastro de gases de efecto invernadero (GEI) que deja cualquier persona en su vida cotidiana al desplazarse, alimentarse y utilizar recursos como la energía.
La Real Academia Española registra el concepto como la “medida de la cantidad de gases de
efecto invernadero producidos por las diversas actividades realizadas por un individuo, una
comunidad o una organización”.
Es importante conocerlo para tomar conciencia sobre los efectos de nuestras acciones, aunque puedan ser pequeñas, sobre el medioambiente.
El nocivo CO2
En las últimas décadas, los conceptos de efecto invernadero, huella de carbono y cambio
climático se han convertido en tema recurrente en la sociedad. Pero debemos saber
diferenciarlos.
El dióxido de carbono (CO2) es un gas incoloro e inodoro compuesto por un átomo de carbono y dos átomos de oxígeno. Es un componente natural del aire que todos los seres vivos producen durante la respiración y que las plantas utilizan en la fotosíntesis.
Sin embargo, actividades humanas como la quema de combustibles fósiles y la deforestación
han aumentado significativamente su concentración en la atmósfera, contribuyendo al cambio climático y al calentamiento global.
El dióxido de carbono (CO2) llega a permanecer en la atmósfera en altas cantidades por
cientos de años e incluso más tiempo en los océanos. Es considerado como el mayor
contaminante entre los GEI, pero también el más generado por el hombre.
Los gases de efecto invernadero influyen directamente en el calentamiento global, cuyas
consecuencias se ven en las olas de calor extremo, sequías y tormentas de mayor intensidad.
La huella de carbono en la cadena de producción
Antes de ser elaborados, durante su etapa de uso e incluso después de su vida útil, los bienes de consumo -así como los servicios- emiten gases de efecto invernadero, que aumentan la huella de carbono.
Las emisiones de GEI comienzan con la obtención de las materias primas, sigue con el proceso de transformación de esos materiales y continúan en la fase de transporte y distribución.
Finalmente esos artículos de uso son desechados, terminan en un basurero donde seguirán
emitiendo gases nocivos para la atmósfera.
¿Cómo disminuir la huella de carbono?
Conocer cómo se produce la huella de carbono sirve para evitar que siga en aumento, a fin de darle un respiro al medioambiente y protegerlo para las próximas generaciones.
No existe una única forma de medir la huella de carbono, pero sí hay enfoques para
dimensionarla al evaluar las emisiones de GEI directas e indirectas de un individuo en un lapso específico.
Lo más importante es comenzar a actuar, por ejemplo, usando menos el aire acondicionado, la calefacción, la secadora o ahorrando energía eléctrica y agua. También podemos apostar por la energía limpia, reciclar, reutilizar y preferir electrodomésticos de bajo consumo.
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